Enzo Ruiz y los fundamentos para la gran victoria quilmeña.
Su trabajo defensivo sobre Lucio Redivo, el goleador de Bahía Básket, había sido casi perfecto a lo largo de la noche. Ya había cumplido largamente con la misión que le habían encomendado. Sin embargo, y como las labores defensivas son más bien oscuras, una especie de Justicia Divina, para que su actuación tuviera el brillo que merecía, quiso que de las manos de Enzo Ruiz partieran ocho puntos seguidos que pusieron a Quilmes a salvo de cualquier intento de reacción del rival. Faltaba apenas un minuto para el epílogo y en su lugar entró Jeffrey Merchant. El prolongado abrazo que le dio Javier Bianchelli sintetizó a la perfección la sensación de tarea cumplida. Y el estruendoso aplauso de la gente coronó una noche mágica para Quilmes. Y para el escolta santiagueño, ovacionado casi tanto como su compañero Luca Vildoza, quien había anotado nada menos que 39 puntos. Así revivió el triunfo con LA CAPITAL:
-¡Qué cambio de mando se dio en el partido! ¿Tan complicado se veía desde adentro como desde afuera en aquel primer cuarto tan desfavorable?
-Sí. Pero sabíamos que teníamos que jugar hasta el final porque iba a ser un partido durísimo. Estamos muy contentos por la entrega del equipo, porque en el momento en que la táctica no salía, la compensamos con entrega y corazón. Nos empezaron a salir las cosas y cambió todo.
-¿Cuál fue el momento del click?
-Creo que en el primer tiempo, cuando no nos salían las cosas, nos desesperamos un poco. En el vestuario hablamos y nos dijimos que teníamos que estar más serenos que nunca, confiar en lo que habíamos planificado y a eso apostamos. Con más entrega, con más fuerza. No queríamos que se terminara acá y se nos dio.
-¿La reacción empezó en el tramo final del primer tiempo? Por cómo se había dado el juego fue un gran negocio llegar al entretimpo perdiendo sólo por 6 puntos…
-Totalmente. Si al final del segundo cuarto la diferencia era mayor, hubiera sido mucho más difícil poder remontar. Nos propusimos acortar la mayor distancia posible en el primer tiempo para después salir con todo en el segundo. Y eso hicimos.
-Algo especial se vislumbraba, porque se fueron a los vestuarios abajo en el resultado pero dejaron a la gente con el ánimo bien arriba. ¿Eso también influyó?
-Cuando la gente está así, siempre positiva y alentándonos pese a un resultado adverso, nosotros nos potenciamos. Es un apoyo que se percibe mucho dentro de la cancha, nos hace dar un plus.
-¿Cómo te sentís en este rol protagónico, al menos desde el aspecto defensivo?
-Muy contento. Si no hubiese anotado puntos me hubiera ido completamente feliz porque cumplí y di todo por el trabajo que me asignó Javier (Bianchelli): Defender a (Lucio) Redivo en los dos partidos acá y seguramente me toque hacerlo también en el quinto. No fui yo solo, porque todos nos ayudamos y estuvimos pendientes de auxiliar al compañero en problemas.
-¿Esa asignación de roles se simplifica cuando el grupo está más unido? Porque, por ejemplo, Tracy Robinson ha tenido que resignar minutos y no parece molesto por eso…
-Seguro que sí. Tenemos que estar preparados para eso. Esto es un play-off. Es un torneo aparte. Nos pueden salir las cosas bien un día a algunos y otro día a otros. La cuestión pasa porque el grupo siempre tire para adelante.
-Eric Flor anotó 34 puntos en el tercer partido y Luca Vildoza 39 en el cuarto. En ataque están muy bien. Sin embargo, ¿la clave fue defensiva? ¿La del cuarto partido fue la mejor defensa de Quilmes en la serie?
-Sin dudas. Somos conscientes y todos los rivales lo saben, que dependemos del goleo de Luca y Eric. Los demás tenemos que ayudarlos. Nos complementamos bastante bien. Pero si no defendemos, nuestras posibilidades son mucho menores.
-¿Van a meter tantos triples en Bahía Blanca?
-(Risas) No sé. Va a ser una guerra en el buen sentido basquetbolístico. Y estamos dispuestos a ganarla.